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Gente de Fene: ¿Quién fue José Alvariño Gabeiras?


Panteón Marinos Ilustres, San Fernando (Cádiz) Foto Historia Naval

Hoy les presentamos a un héroe fenés, un marinero que se distinguió en la batalla de Santiago de Cuba, acontecido el día 3 de julio de 1898, enfrentando con la escuadra norteamericana del almirante Sampson y la española del almirante Cervera.

José Alvariño Gabeiras, nació el 8 de enero de 1878, en el lugar de O Barreiro en la parroquia de Sillobre en el municipio de Fene. Hijo de José Alvariño Míguez y de Alejandra Gabeiras Fernández. Fue el primer marinero que alcanzó el alto honor de reposar en el Panteón de Marinos Ilustres.

Alvariño era marinero de 1ª del destructor "Plutón", buque que mandaba el teniente de navío de 1ª clase Pedro Vázquez Pérez de Vargas. En la mañana del día 3 de julio de 1898 un proyectil norteamericano atravesó el sollado de marinería y otros hacen explotar la caldera de proa y el pañol de municiones. El comandante ordena embarrancar el buque y arriar la bandera.

Nicolás González Barcia, cabo de cañón. Natural de Sillobre (Fene), Francisco Rico García, de Anca (Neda) y Cayetano Aneiros Cabanas, de Serantes (Ferrol), estos últimos fogoneros de 1ª clase, testificaron que vieron a Alvariño, sirviente del cañón de estribor del "Plutón" muerto, destrozado por una granada americana, y así lo manifestaron al juez instructor del expediente de pensión. A los padres les fue asignada por la muerte de su hijo una pensión mensual de tres duros.

Pero Alvariño no había muerto, todavía tuvo fuerzas para agarrarse a un candelero y pedir auxilio a los que ya se encontraban en tierra.
Plano de la cripta, año 1924 (foto Revista Historia Naval)


El ferrolano Carlos Boado Suanzes, alférez de navío, excelente nadador, se lanzó al agua y pudo rescatarlo, depositándolo en una cueva entre las rocas de la orilla. Como estaba muy malherido se despojó el oficial de su guerrera (que llevaba puesta la de invierno como mejor protección para el combate) y doblándola la colocó bajo la cabeza de Alvariño para que pudiera descansar, no cesando de decir el marinero: ¡Ay don Carlos d`oxe non paso, eu morrome! Boado intentaba consolarlo inútilmente y al manifestarle Alvariño que el agua le hacía muy bien se acercó a la orilla para refrescarle sus heridas. Vio el New Yor que pasaba cerca e hizo señales para que destacaran un bote, pero lo que destacaron fue una andanada de fusilería que milagrosamente no lo mató por que según decía Boado Dios lo ha tenido siempre de su mano. Más tarde una patrulla norteamericana hizo prisionero Boado y este les pidió que recogiesen también al herido Alvariño. Al poco tiempo regresó la patrulla, la cual había llevado un sillón y cuerdas para sujetarlo, pero regresaron sin el debido a que ya había fallecido.

En marzo de 1899 corrió el extraño rumor en Cuba de que habían aparecido los restos del capitán de navío Fernando Villaamil, aquel marino asturiano iniciador en la "Nautilus" de la instrucción a vela de los guardias marinos; creador del "Destroyer"; diputado por Ferrol ganando en votos a Pablo Iglesias, una vez por 9 a 1 y otra después de muerto, y jefe de la División de torpederos de la escuadra del Atlántico, embarcado en el Furor, a bordo del cual encontró la muerte en aquel aciago 3 de julio de 1898 en Santiago de Cuba. El general norteamericano Leonard Wood, gobernador militar del departamento de Santiago de Cuba, acompañado de varios oficiales, comprobó que, a unas cuatro millas al oeste de El Morro, había dentro de una cueva, en las rocas cercanas al lugar donde se encontraba hundido el destroyer "Plutón", hallándose asimismo un sillón, unas cuerdas, unos huesos y un uniforme destrozado de capitán de la Armada española. El capitán Frederick C. Miller, que mandaba el Wanda, buque de la presa acreditada en aquel combate, manifestó a Wood que él podía aclarar el misterio y confirmar que aquellos restos eran los del nombrado jefe, ya que había recogido a un teniente español, el cual le rogo que salvara al capitán Villamil que había logrado llegar a la playa malherido. Continúo diciendo que envió una lancha a tierra, cuya dotación no podía trasladar el cuerpo habida cuenta su estado y carecer de camilla para ello, por lo que mando seguidamente un sillón, donde sentaron y amarraron al herido, y mientras lo llevaban hacia la lancha, bajo un nutrido tiroteo de los insurrectos, falleció este, decidiendo entonces la patrulla depositarlo en un hueco abierto por el mar en las rocas, para evitar que fuese destrozado por las balas.

En el convencimiento de los gobiernos de España y Estados Unidos de que efectivamente eran aquéllos los restos de Villaamil, se embarcaron con todos los honores en el vapor "Montserrat", rumbo a la península, para ser inhumados en el Panteón de Marinos Ilustres.

 El 7 de noviembre de 1901, unos días antes de arribar a Cádiz, dirigió el ministro de Marina, duque de Veragua, una real orden al capitán general del Departamento, en la que le comunicaba que los restos no eran de Villaamil sino de Alvariño, y que se sepultasen en el cementerio de San Fernando no sin antes posibilitar su reconocimiento por la familia del infortunado capitán de navío.

A las 12 de la mañana del día 19 de noviembre de 1901 salió el vapor Manolito del arsenal de La Carraca para recoger del vapor "Monserrat" los restos. Iba a bordo el capitán de navío de 1ª clase, comandante general del arsenal, Enrique Santaló y Sáenz de Tejada, acompañado de una comisión del mismo arsenal. Desde la Avanzadilla los trasladaron al Panteón de Marinos Ilustres donde quedaron depositados hasta despejar toda duda sobre su autenticidad.

El 17 de junio de 1902, los restos de Alvariño se exhumaron y condujeron al cementerio católico de San Fernando (Cádiz), presidiendo el duelo el capitán de navío, jefe del E.M. Enrique Sostao Ordoñez. El día 20 del mismo mes, el Ayuntamiento de San Fernando acordó regalar una lápida en la que se leía: "D.O.M. José Alvariño Gabeiras, marinero del "Plutón" de la última Escuadra del Atlántico. Murió como bueno en el memorable combate naval del 3 de julio de 1898. R.I.P.A. paz y respeto a los mártires del deber militar. La Marina y el Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad le dedica este recuerdo a perpetuidad ".

Una real orden firmada el 5 de febrero de 1904 por el Ministro de marina Ferrándiz disponía entre otras cosas que aprovechando la llegada a Cádiz de restos provenientes de la escuadra de Cavite se exhumasen los del marinero Alvariño y se trasladasen con aquellos al Panteón de Marinos Ilustres colocándolos en la fosa que contiene los del capitán de navío Bustamante. El 21 de marzo se llevó a cabo el acto que presidió el que fue comandante de Alvariño en el destructor Plutón, teniente de navío de 1º clase Pedro Vázquez Pérez de Vargas. Años después, una real orden del 16 de agosto de 1924 dispuso que reposasen en el centro del crucero del Panteón, junto con los de Cavite, llevándose a efecto los días 16 y 16 de octubre de 1924. Posteriormente, el 19 de noviembre del mismo año se les unieron las 31 cajas de los fallecidos en el hospital de Portsmouth (EE.UU.), procedentes del combate de Santiago de Cuba.

Fuentes:
BOADO SUANZES, CARLOS: «Los restos de Villaamil. Una aclaración importante». Mundo Naval Ilustrado,1 de junio de 1899.
Diario de Cádiz, 21 de marzo de 1904.
Revista de Historia Naval, 1998, nº 63. Página 77

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J.Aguilar

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